Y cogidos de la mano se dijeron adiós aquella tarde de
verano,
sería la última vez que se verían.
Fueron pájaros enjaulados ansiosos de libertad.
Pero las cadenas, a veces, son más pesadas y fuertes.
Los bajos rayos del sol, fueron los testigos de su despedida.
Un largo abrazo y unas lágrimas que se evaporaron
rápidamente en la tierra arcillosa,
así como el sonido de su corazón que siempre recordaría.
El viento me susurra bajo la luz de la luna,
su mensaje melódico no logro entender.
¿Acaso me hablaba de ti?
¿Dónde estás que no te puedo ver?
Silencio
Hoy me ha vuelto a susurrar el anciano viento,
no lo he vuelto a enteder. Debe ser muy sabio ese fiel amigo,
que me trae tu recuerdo, para que no se me olvide que una vez te amé.