Y cogidos de la mano se dijeron adiós aquella tarde de
verano,
sería la última vez que se verían.
Fueron pájaros enjaulados ansiosos de libertad.
Pero las cadenas, a veces, son más pesadas y fuertes.
Los bajos rayos del sol, fueron los testigos de su despedida.
Un largo abrazo y unas lágrimas que se evaporaron rápidamente en la tierra arcillosa,
sería la última vez que se verían.
Fueron pájaros enjaulados ansiosos de libertad.
Pero las cadenas, a veces, son más pesadas y fuertes.
Los bajos rayos del sol, fueron los testigos de su despedida.
Un largo abrazo y unas lágrimas que se evaporaron rápidamente en la tierra arcillosa,
así como el sonido de su corazón que siempre recordaría.
imagen: http://danielsoledispa.blogspot.com.es/