martes, 28 de junio de 2011

El mundo de la piruleta

Hoy quiero hablar sobre la gente que tiene un trabajo fijo, dejémonos de eufemismos, quiero hablar sobre los secretarios/as de una institución pública.
Después de varios problemas papelísticos, he ido varias veces a ver si lo podían solucionar. Primero, he notado que aunque mi expresión de los hechos no debe ser muy dificil de entender, el/la secretario/a afirmaba eufóricamente con un movimiento de cabeza de arriba a abajo (que rozaba lo desorbitado), miraba los papeles y me decía que todo era correcto, que no había ningún problema.
Se lo vuelves a explicar y cae en la cuenta.
Lo vuelve a mirar, lo observa y dice que todo está correcto, que el fallo es mío y que no puede hacer nada. Me alienta diciendome que lo puedo arreglar en otra comunidad autónoma, ya que según él/ella, esas comunidades colindantes están a pocas horas en coche. Así mismo me dice que soy un poco paradito, como lo oyen, paradito, por no moverme.
¿En serio?, claaaaro, es que cuando salgo de casa me tiran fajos de billetes de 50o euros, además no tengo nada mejor que hacer que irme a otra comunidad autónoma a "arreglar" unos papeles.
Sí, señores, yo también querría vivir en ese mundo mágico, lleno de piruletas y mariposas de colores, ese mundo en el que viven algunos funcionarios, que trabajan de 10-2pm, no hacen nada y encima se toman las libertades de pensar que todo el mundo se encuentra en su misma situación.
Un poco de empatía señores/as, que en estos tiempos es lo que hace falta.

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